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La OMS solicita la prohibición de plaguicidas dañinos para las personas

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La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha puesto en la palestra el tema de los plaguicidas. Para muchas empresas transnacionales este tema está trayendo muchas incomodidades, pero no más que las que tienen que pasar miles de afectados, con comprobadas complicaciones de salud relacionadas con los plaguicidas.

¿Qué son los plaguicidas y cómo afectan a la población y el medio ambiente?

Los plaguicidas son sustancias químicas destinadas a combatir especies indeseadas en los cultivos.

Tienen una función preventiva y otra destructiva de cualquier agente externo considerado una plaga. El término genérico de los plaguicidas es biosida, es decir, matador de vida.

La clara intención de la OMS es conseguir la prohibición del uso exagerado de estos compuestos químicos en la agricultura, además de eliminar por completo los más dañinos. La razón es que se ha comprobado que los plaguicidas son la causa principal de muerte por intoxicación, entre otras afecciones.

El término plaga va dirigido a cualquier planta o ser vivo que represente un peligro para la producción agrícola. Esto son aves, insectos, animales y plantas. El uso de estas sustancias tóxicas no solo representan un riesgo para la salud del consumidor y el agricultor, también desequilibran aún más el ecosistema.

El asunto de los plaguicidas trae consigo graves problemas ecológicos, ya que no solo afectan al ser humano sino también a medio ambiente.

Esto se manifiesta a través de la contaminación del manto terrestre y el agua. Además, está comprobado que los plaguicidas son los responsables directos de la grave crisis de extinción que están pasando las abejas.

Estos insectos son considerados los más importantes del planeta y ahora se encuentran en riesgo de extinción. Las abejas cumplen su trabajo dentro del ciclo de la vida polinizando muchas especies vegetales.

Se proyecta que los daños ocasionados a esta especie traerán consecuencias significativas en la producción de alimentos.

Los componentes de estos productos plaguicidas  son de alta toxicidad ya que están compuestos por químicos como organoclorados, organofosforados, carbamatos, bipiridilus y ditiocarbamatos, entre otros.

Por tal razón, su uso debe estar regulado y sus efectos en el medio ambiente bien definidos.

cosecha

El peligro que representan los plaguicidas para los agricultores y consumidores

Actualmente la producción agrícola utiliza más de mil plaguicidas con la finalidad de proteger los cultivos. Dependiendo del efecto que se busca en la plantación, son más dañinos los insecticidas que los herbicidas, algo que se debe a que ambos tienen distintas funciones y componentes.

También es importante considerar el tipo de contacto que se tiene con estos productos para determinar el daño que pueden ocasionar. Las dosis y vías de exposición son determinantes ya sea por ingestión, contacto cutáneo o respiratorio.

La población más afectada son definitivamente los agricultores. Los países en vía de desarrollo también se encuentran muy afectados gracias a las deficiencias sanitarias y la falta de educación en higiene y tratamiento de alimentos.

Esto por supuesto, afecta directamente a las poblaciones ubicadas en asentamientos agrícolas siendo los niños y mujeres embarazadas los más vulnerables a los efectos negativos.

Estudios realizados por experto han relacionado el uso de plaguicidas con enfermedades como Parkinson, Alzheimer y cáncer. A esto se le agrega alteraciones hormonales y graves efectos secundarios relacionados con la fertilidad.

Los intereses involucrados en la industria agrícola

¿Por qué se siguen usando estos productos si son tan dañinos? En un principio se debe aclarar, que es reciente el conocimiento general de las consecuencias  negativas de un grupo de  insecticidas y plaguicidas químicos.

El alto índice demográfico ha obligado a la industria de alimentos a incrementar la producción agrícola. De esta manera, justifican el uso de estos productos para proteger los cultivos que garantizan la alimentación de miles de personas.

Es necesario que los cultivos sean protegidos y se garantice su éxito y para eso la industria utiliza todas las herramientas que tiene a su alcance, como la modificación genética, plaguicidas herbicidas etc. Sin embargo y actualmente está en el centro de la atención pública la veracidad de esta información.

Es una realidad que la industria agrícola y todo lo relacionado con ella representa unas importantes ganancias.

Es que no es solo plaguicidas sino productos como insecticidas, acaricidas, desinfectantes, bactericidas, herbicidas, funguicidas productos post cosecha, protectores de madera, etc. Esta cadena es una fuente de ingresos muy importante e influyente.

Soluciones en vía de desarrollo

Cuando el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas se reunió en una sesión  en Ginebra el primer trimestre de este año, el objetivo era  de proponer alternativas más ecológicas y viables para proteger los cultivos, personas y especies involucradas en el daño  ocasionado por las sustancias tóxicas.

El primer paso es eliminar el uso excesivo de estas sustancias. Se afirmó que el uso de plaguicidas no es vital para garantizar la seguridad alimentaria y se insta a ofrecer  soluciones ecológicas y sostenibles para la protección de los cultivos.

Aunque está claro que aún falta mucho camino por recorrer ya se inició y se han dado pasos importantes.

Muchas veces cuando se realizan las investigaciones pertinentes las compañías productoras de pesticida alegan y con razón, que el producto no se utiliza de manera correcta, dando a entender que es  la negligencia la causa principal de los efectos negativos.

Aun así son innegables los terribles efectos que generan componentes como el metam-sodio.

También genera penalización el que la industria involucrada con la fabricación de estas sustancias no haya realizado las inversiones necesarias para comprobar los efectos secundarios de sus productos. Además, de ocultar deliberadamente esos efectos a la población, siendo esto quizás el delito más grave.

El caso más reciente sobre los pesticidas fue la denuncia realizada a las empresas Monsanto por Dewayne Johnson, que comprobó en una corte norteamericana que el uso frecuente de un producto de esta marca le había ocasionado linfoma no Hodgkins.

El señor Jhonson ganó la demanda y abrió un antecedente importante en el uso de productos tóxicos, colocando en la mira otras trasnacionales importantes como industrias Bayer.