Quién fue Erik el rojo

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Erik el Rojo fue conocido por tratarse de un navegante vikingo y colonizador, que se convirtió en el primer europeo que llegó hasta las tierras septentrionales de América al final del siglo X.

A pesar de ser considerados como piratas e incluso depredadores, lo cierto es que las expediciones de los vikingos llegaron a ser esenciales dentro del comercio e intercambio durante la Alta Edad Media, al igual que para la difusión no solamente de artesanías en madera y cuero, sino también de técnicas náuticas nuevas.

¿Quién era en realidad Erik el Rojo?

Erik Thorvaldsson fue un vikingo apodado como Erick el Rojo, lo cual se cree que se debe a que tanto su cabello como su piel eran de un tono rojizo.

Erick (que quiere decir “personaje importante” o “jefe”), vivió en Jaeren (Noruega) durante el año 940, y formaba parte de uno de los clanes pertenecientes a la nobleza vikinga, la cual se encontraba a favor del rey Erik Blodóks (llamado “hacha sangrienta”) en medio de los combates por el trono de Oslo contra su hermano Harald Gráfell (conocido como “el piel gris”), quien terminó ganando y siendo coronado como Harald II de Noruega durante el año 961.

La familia noble del joven Erik terminó cayendo en desgracia, e incluso su padre acabó siendo acusado por un crimen que hizo que lo condenaran a muerte.

Sin embargo, Erick logró adentrarse al mar, junto a su hijo y varios leales. Como fugitivos, se dirigen a Islandia, donde se encontraba un refugio para aquellos señores feudales nórdicos, los cuales rechazaban la monarquía centralista.

Cabe mencionar que antes de la muerte de su padre, él y Erik el Rojo solían recorrer la costa noroeste de la isla para comerciar en pieles y al mismo tiempo, apoyar la independencia islandesa bajo el gobierno del Alting (o asamblea de hombres libres), conformada especialmente por jefes vikingos que habían sido desterrados.

Fue en ese lugar donde el ya navegante decidió casarse, y para el año 970 nació Leif Eriksson.

Erick el Rojo consigue llegar hasta Groenlandia

A lo largo de sus viajes alrededor de la costa de Islandia, Erik Thorvaldsson había oído diversas historias de pescadores las cuales giraban en torno a “islas desconocidas”, y aunque muchos afirmaban haberlas visto a través de las neblinas del poniente, ninguno se atrevió  a adentrarse en el mar para llegar a ellas debido a sus frágiles embarcaciones.

Sin embargo, en el año 982 este popular vikingo tomo la decisión de partir a bordo de un drakkar (una nave de guerra que cuenta con una vela rectangular traversa), el cual contaba en proa una tallada cabeza de un dragón.

No obstante, pese a que los drakar eran ideales para atravesar estrechos y explorar los fiordos, no contaban con quilla, por lo que en varias ocasiones Erik el Rojo se vio en la obligación de volver a tierra.

Además, durante uno de estos intentos, se presentó un huracán que terminó arrastrándolo al sur, probablemente más allá del cabo Farvel, pero esa deriva le permitió desembarcar finalmente en las costas meridionales de Groenlandia, no muy lejos de lo que hoy se conoce como Julianehaab.

Así, fue en el año 985 cuando un europeo llegó por primera vez a las tierras que se encontraban al otro lado del Atlántico, y aunque las heladas tierras que había encontrado solo parecían tener líquenes, abedules enanos y musgos, Erik el Rojo decidió bautizarlas como Grónland, que quiere decir País verde, teniendo la finalidad de atraer futuros colonizadores.

Manteniendo dicha idea, volvió hacia Islandia y se encargó de organizar otra expedición junto a un gran grupo de pobladores que deseaban probar fortuna dentro de ese nuevo territorio.

Viajo con él su hijo mayor Leif, el cual para la época era todo un joven aventurero, y también el resto de su familia.

Fue en el año 988 cuando la flota colonizadora zarpo, pero de sus 25 naves 11 terminaron perdiéndose en medio de la travesía, sin embargo, las otras 14 lograron llegar a tierra firme, una poco más hacia el norte que durante el primer viaje de Erik.

Los colonos decidieron asentarse alrededor de la costa sudoccidental de esa gran isla, ocupando los fiordos que se encuentran cerca de Godthaab, su capital actual, donde fundaron los pueblos de Vesterbygdt, y Austerbygdt, un poco más hacia el sur.

Sus principales fuentes de sustento fueron la caza, la pesca y el intercambio realizado con los esquimales.

Además, Erik el Rojo se encargó de construir su feudo en Brattalid, cerca del borde del Eriksfjord (también llamado fiordo de Erik), en el cual vivió siendo libre y también respetado. Y fue en el año 1003 que Erick el Rojo murió en Groenlandia.

Claves en la historia de Erik el Rojo

Erik el Rojo jamás tuvo una vida sencilla. El haber sido desterrado de su hogar y de todo aquello que conocía, tener que cruzar el mar hacia un país frío y duro cuando solo era un joven, debió hacer que se convirtiera en un hombre fuerte y también agresivo.

La ironía se encuentra en que acabó siendo desterrado de Islandia, del mismo modo que su padre se vio obligado a escapar de su hogar ancestral debido a motivos parecidos.

No obstante, Erik supo sacar provecho de esa mala situación y darle vuelta, llegando a explorar otras tierras en las que finalmente se estableció.